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DIÓGENES

 

 

Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filósofo que vivía con lujo adulando al rey Alejandro Magno y le dijo:

Mira, si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas.

Diógenes le contestó:

Si tú aprendieras a comer lentejas, no tendrías que que degradarte adulando al rey.

 

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SOL Y NADA MÁS

Según la leyenda, Alejandro Magno había oído hablar de Diógenes y lo admiraba mucho. Un día se presentó ante él y le dijo:

-Yo soy Alejandro, el gran rey.

-Pues yo soy Diógenes, el gran can.

Como Alejandro le preguntara por qué lo apodaban así, Diógenes respondió:

-Porque halago a los que dan, ladro a los que no dan, y muerdo a los malos.

Parece ser que Alejandro quedó impresionado por Diógenes y le dijo que podía pedirle lo que quisiera, que se lo concedería. Y Diógenes le pidió:

-Lo que quiero es que te apartes porque me estás tapando el sol.

LA MEJOR HORA PARA COMER

Le preguntaron un día a Diógenes cuál era la mejor hora para comer, y respondió:

-Si eres rico, cuando quieras; si eres pobre cuando puedas.

TARDE DE PIEDRAS, DÍA DEL PADRE

Viendo que el hijo de una meretriz andaba entretenido en tirarle piedras a la gente, Diógenes le gritó:

-Muchacho, no tires piedras a los desconocidos, no le vayas a dar a tu padre.

 

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